"En la cima de un encumbrado monte jurisdicción de la villa de Eibar, y conocido con el nombre de Arrate, se divisa una basílica de exterior modesto [...]. Un pastor, nos dicen, se hallaba apacentando tranquilamente, su ganado [...] cuando se le apareció la imagen de Nuestra Señora entre unas peñas ásperas y escabrosas [...] se dieron prisa a construir una basílica [...] [que] Arriarte se llamo..."